Por: Santos Salvador Cuevas
Especial para El Jilguero
El teatro violento escenificado recientemente frente al Local Nacional del PRD por las facciones de Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado, al momento en que sesionaba el Trinunal Disciplinario de esa organización, no es cosa de ahora, sino que está asociada a sus orígenes, su historia, su cultura e indiosincrasia, desde el momento mismo de su fundación en la Habana, Cuba, en 1939, cuando aún no habían nacido ningunos de los líderes políticos vigentes en el PRD, ni en el PLD, para sólo citar a los dos partidos fundados por el mismo ilustre profesor Juan Bosch.
Desde el momento de su fundación surgieron las confrontaciones entre sus líderes originarios, tanto Juan Isidro Jiménes, Miolán, don Juan, etc, que marcaron su naturaleza belicosa al compás de una situación política que reinaba en un Continente donde las dictaduras estaban a la orden del día, y que ese partido, el PRD, había surgido para conducir la lucha política y violenta que llevara al desplazamiento de la dictadura de los Trujillos.
Por supuesto, esas infinitas maneras y visiones que se conjugaban al interior de esa fuerza partidaria, chocaban, pero las mismas eran, en momentos puntuales, administradas con maestría por su líder histórico, el profesor Juan Bosch, y decimos en momentos puntuales por el hecho de que en momentos dados de su historia, esas divergencias se hicieron irreconciliables, caso muy marcado, por ejemplo, durante el desarrollo de la Guerra de Abril, en donde muchos militantes de ese partido fueron fieles hasta el final al mandato partidario y a los intereses de la Patria mancillada entonces por una intervención armada de una potencia extranjera, mientras otros en sus altas instancias claudicaron y traicionaron sus ideales y el programa que demandaba el retorno de Juan Bosch y la Constitución del 1963 al poder. Es decir, a la hora de la hora mientras los unos se sangraban en la trinchera del honor, los "valientes de metralladoras en las bocas" se asilaban en las embajadas.
Esas confrontaciones irreconciliables dentro de ese partido, tuvieron su punto más ardiente a inicio de los años 70s cuando ya el propio fundador del PRD tuvo que abandonarlo y crear una tienda aparte, así nace el Partido de la Liberación Dominicana, como producto de esos conflictos y divergencias internas en el PRD.
Los años de los 70s, 80s y 90s, no dejan de ser más evidentes en mostrar la incapacidad de conciliar, tolerar y asimilar la buena cordura en la conducción de una fuerza política en sus dirigentes, a tal punto que a mediados de los ochentas tan asentuadas fueron las contradiciones entre el líder Dr. José Francisco Peña Gómez y el Lic. Jacobo Majluta, que tuvieron que formar tiendas aparte el uno y el otro, Peña creo el Bloque Institucional Social Democrata (BIS) y Majluta el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Esa es la historia, y no puede cambiarse con sofismas ni mentiras infantiles.
Unido a eso hay que reconocer el hecho de que en el PRD cualquiera que habla duro se cree con el talento para ser el líder y eso genera las fricciones en los otros que no aceptar tampoco el mandato de los demás. Se trata de una parcela muy complicada.
Esa es la historia, y no puede cambiarse con sofismas ni mentiras infantiles.
Unido a eso hay que reconocer el hecho de que en el PRD cualquiera que habla duro se cree con el talento para ser el líder y eso genera las fricciones en los otros que no aceptar tampoco el mandato de los demás. Se trata de una parcela muy complicada.
Por ello, es risible para quienes desde fuera conocen ese partido, el hecho de que se pretenda decir que personas o agrupaciones extra partido son culpables y autores de la crisis que hoy le divide en dos parcelas irreconcilliables.
No es a fuera del PRD en donde está la fuente de sus conflictos, es en la indiosincrasia, en la tradición, en la naturaleza del mismo PRD, es más, unido a esto es justo decir (en honor a la verdad) que nadie soporta la manera destemplada e irrespetuosa, arrogante y atropellante como Hipólito Mejía se conduce y trata a los demás, sin medir, ni guardan respeto a nada ni a nadie. Es Hipólito el único responsable de su expulsión y de la crisis en desarrollo, no es Leonel Fernández.
Es ahí en donde está el meollo de ese conflicto, y si eso no se entiende, si persisten en la idea de confundir a la población buscando un culpable fuera, pues, como quiera el pueblo es testigo, le ve a diario cómo usan los medios para denigrar, insultar y maltratar las honras ajenas, Hipólito es experto en eso, la carencia de neuronas templadas lo lleva a usar como arma los epítetos y ataques vacíos y sin sentido.
Ojalá y quiera Dios, que se puedan entender, y ojalá que a Hipólito Mejía lo envíen de verdad a sembrar yuca pa´ Gurabo adentro...Ojalá!
santoscuevasj@hotmail.com